Por Sant Kirpal Singh, 1962
Queridos míos en el Señor
En este día de navidad les envío a ustedes mis afectuosos deseos para su progreso en el camino de regreso al dulce hogar de nuestro Padre. El secreto de un verdadero amante de Dios es la entrega completa del propio ser. Por eso debería ser una persona de pureza, de humildad y apacibilidad. En primer lugar uno debe ser devoto al Nombre de Dios, ver la Luz de Dios y escuchar Su Voz – el Principio de Sonido – que resueña en lo todo. Para eso debería dedicar regularmente tiempo a la meditación superando sus pasiones a través de la comunión con el Maestro. Debería cantar de Dios, el Amado, y entrar en la Super-Consciencia gracias a una "intoxicación" causada por el dulce recuerdo de Dios. En tal embriaguez de amor uno quiere incluso besar la tierra, amar a toda la Creación, a toda la humanidad y llevar paz a todo el mundo. Mi tarea es revelar a ustedes la unidad que ya existe en lo todo y quiero invitarlos a ustedes de distanciarse de disputas sectarias volviéndose en vez de esto hacia el camino de amor. Esto puede ser logrado por una persona embriagada de amor.
Dios es amor y nuestras almas son de la misma esencia que Dios. El amor es innato en nuestras almas y el camino de regreso a Dios solo es posible a través del amor: "Amen y todas las cosas se les añadirán a ustedes".
Pueden leer bibliotecas enteras de libros. ¿Para que les servirá esto? Pueden cometer muchos actos meritorios. ¿Para qué les servirán? Ustedes están muy lejos del Amado si no tienen en su corazón el deseo ardiente de ver a Él.
Pueden quemar cientos de libros en el fuego. Su corazón debería florecer en el dulce recuerdo del Señor. Estén absortos en el resplandor luminoso del Amado. Estén absortos y conocerán que el Maestro es uno con Dios. Todo es Su imágen. En cada raza, en cada religión, en cada profeta y santo, en cada escritura y en cada canción el Uno resplandeciente se revela.
El ser interior de ustedes debería desbordarse del amor del Maestro de manera que todos los pensamientos dirigidos a ustedes mismos se perderán en Él. San Pablo dijo: "Soy yo, pero ya no soy yo, sino que Cristo vive en mí."
No sean prisioneros del "yo" y del "mí". Quien ha traspasado el "yo", ha llegado verdaderamente al Supremo. Se ha hecho perfecto. Tal persona no sabe ninguna diferencia entre hindúes, musulmanes, sikhs, cristianos, judíos, budistas o zoroástricos porque Dios es el Señor de todos y en todos resplandece el mismo imágen de Dios. Todos adoramos al mismo Señor. El Uno está dentro de ustedes, afuera de ustedes, dentro de mí, dentro de él y en todas las partes. Es sólo Él, el Uno, que habla en todos.
Les deseo que despierten.
Despierten en este día de Cristo.
Despierten en el Reino de Dios que resplandece dentro de ustedes.
No estén enamorados de las pasiones.
No piensen mal de nadie.
No aspiren ni a grandeza, ni a prosperidad, ni al aplauso.
Aspiren a la verdad, a la pureza y a la humildad.
Despierten en la hermandad de Dios.
Desarrollen amor para todos.
Vean todos en Él – el Uno Resplandeciente.