"Cuando vine por primera vez (a Occidente) en 1955, antes envié el folleto "¡Hombre, conócete a ti mismo!", y sobre la base de ese librito se me invitó a venir sin haberme visto antes. Creo que son las cosas sencillas que atraen a las personas".
This talk especially addressed to seekers after truth, was recorded by Sant Kirpal Singh first on a tape, lateron printed and sent to the West. It provides an overview of the essentials of spirituality and awakens the sincere seeker to step on the path of self-knowledge and God-knowledge.
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(PDF 32 pages)
Grabación original del discurso de 1954 (inglés) disponible en mp3 (23Mb, duration 1:06:51)
Desde el comienzo de la creación, cuando amaneció en el ser humano el primer despertar de su propio Ser, su atención se ha ido ocupando más y más en preguntarse porqué existe en este mundo terrenal y en investigar la causa y fuente de toda la creación. Durante eras ha investigado y preguntado en vano, pero ahora, finalmente, su sed creciente de conocimiento lo está llevando a estudiar los resultados alcanzados por otros en este ámbito.
Sabios antiguos y modernos se han preguntado: “¿Cuál es aquél conocimiento que nos ayuda a reconocerlo todo?”, y en el mismo momento han dado la respuesta: “El conocimiento del Ser superior, del verdadero ser humano.” Así pues, el conocimiento supremo trata, tanto en la teoría como en la práctica, de la verdadera naturaleza del ser humano y de su relación con Dios. Es, de hecho, una ciencia natural que no necesita ninguna hipótesis y no está sujeta ni al cambio ni al tiempo.
En la India antigua la llamaban “Para Vidya” (ciencia de la verdad realizada o ciencia del más allá) y surgieron diferentes denominaciones para describir este conocimiento. Entonces se introdujo el término “Apara Vidya” para denominar la preparación para alcanzar el conocimiento de “Para Vidya.” Esta preparación consiste en llevar una vida ética y moral, y en practicar la concentración o meditación, ambas indispensables para el desarrollo espiritual.
Para describir esta ciencia, el hombre cambia o introduce constantemente nuevos nombres y términos. A los Maestros los llamaban Sants y a la naturaleza del conocimiento llamaban Mat. De esto surgió el término “Sant Mat”, que en la actualidad se utiliza preferentemente para referirse al camino de los Maestros. También se usan otros términos como Shabd Yoga, Surat Shabd Yoga y Sehaj Yoga, para describir la misma ciencia.
En el sánscrito, la palabra “Sant” significa “Maestro del orden más elevado"; y “Mat” significa una opinión o afirmación confirmada por una persona después de una experiencia personal. Esta ciencia se basa en los resultados de un estudio crítico, de una investigación minuciosa y la verificación personal durante toda la vida de hechos basados en la experiencia práctica que el hombre hace de su Ser dentro de sí mismo. Un Maestro competente está preparado a dar a cualquier persona que acuda a Él esta experiencia del propio Ser. “Sant Mat” es, por tanto, la enseñanza, el método y el camino de los Santos.
Los Maestros no dan ninguna importancia a los nombres o designaciones ni tampoco les importa el hecho de que muchas sectas religiosas, grupos o círculos han reclamado esta ciencia como propia y le han nombrado según sus dirigentes o fundadores. Los Maestros consideran a esos grupos como escuelas donde el ser humano - el ser más noble de la creación - puede estudiar con otras personas como hijos del mismo Padre Todopoderoso. Un Maestro (llamado también Sant Satgurú), domina perfectamente tanto la teoría como la práctica. Es competente de dar a todos los sinceros buscadores de la verdad tanto el conocimiento como la experiencia, sin ninguna distinción de posición social, color o credo.
Cualquier hombre o mujer, sea rico o pobre, joven o anciano, sabio o pecador, letrado o iletrado, que sea capaz de entender la teoría de esta ciencia, tiene el derecho de adquirir este conocimiento
Estado actual de diversas creencias y confesiones
El diccionario define la palabra “Mat” como sabiduría, pero en el lenguaje común se relaciona este término con secta o fe, un grupo de personas que tienen en comúm ciertas opiniones o creencias. Sin embargo, tales opiniones o creencias, sin el apoyo de una experiencia personal, no son suficientes porque se basan en conocimientos y enseñanzas aislados y por tanto, el buscador es extraviado con meras palabras vacías. Muchas sociedades, creencias y otros círculos religiosos cuentan únicamente con un legado de libros, creencias y teorías para ofrecer a aquellos que tienen sed por la espiritualidad. Esconden sus insuficiencias y deficiencias detrás de una fachada de calurosa bienvenida, de un desbordamiento de técnicas y terminologías, y del uso desenfrenado de refranes, dichos y citas tomadas del montón de literatura que actualmente hay en el mercado. La propaganda y el exhibirse han ocupado el lugar de la espiritualidad práctica y a consecuencia de esto, el público, al sentirse engañado, empieza a rechazar los libros sagrados y el pensar en Dios. Por eso, el ateísmo está aumentando.
Creer en una cosa o hecho sin tomarse la molestia de investigar, de ninguna manera le honra a un hombre inteligente. Por el contrario, tal comportamiento muestra su ignorancia y credulidad. Cualquier creencia que no esté basada en la experiencia personal y en la verificación de los hechos, tiene poco valor. El hombre moderno quiere una ciencia bien definida, clara y exacta, que pueda verificar experimentándola personalmente y que le dé resultados concretos. Por tanto, debemos tratar de ver con los propios ojos y oír con los propios oídos en vez de hacerlo a través de los ojos y oídos de los demás.
Autoanálisis
El ser humano está compuesto de cuerpo, mente, intelecto y alma. Prestamos mucha atención en desarrollarnos física y mentalmente, pero entendemos muy poco acerca de nuestra alma, que es el Poder que dirige ambos: el cuerpo y la mente. Los placeres físicos son efímeros y existen limitaciones del cuerpo y de la mente que no podemos ignorar; por eso tenemos que buscar la fuente eterna de alegría y paz dentro de nosotros mismos. El análisis de nuestro propio ser es el primer paso en esta dirección.
En esta etapa muchas dudas y preguntas asaltan nuestra mente. La mayoría de la gente cree que existe una Fuerza Omnipotente llamado Dios a quien Le adoran y de quien hablan. ¿Podemos saber más acerca de Él? ¿Podemos verLo y hablar con Él? Existe una respuesta clara y definida a estas preguntas, pero la más convincente proviene de un Maestro que con pocas palabras explica: “Sí, podemos verLo y hablar con Él si nos desarrollamos y nos elevamos así como Él mismo.” Los Maestros dicen “Sí,” y no tenemos que esperar hasta que llegue la muerte, sino que podemos experimentarlo ahora mismo. Esto sucede de acuerdo con las leyes de la naturaleza, de las cuales no tenemos hasta ahora un conocimiento digno de mención.
En todo lo que nos rodea vemos y sentimos que desde el diminuto átomo hasta el poderoso universo todo está gobernado por las leyes de la naturaleza. Para el pensador profundo no existe nada caótico, casual o incierto en este universo y en las leyes que lo gobiernan. Si uno quiere lograr un objetivo, existe una ley de la naturaleza, un principio y un método que sirven para controlar, examinar y sopesar el resultado de nuestros esfuerzos. De la misma manera funciona esta ciencia natural y cada estudiante atento puede encontrar métodos similares en todas las escrituras religiosas, aunque estén expresados con palabras diferentes y en distintos lenguajes.
Deseamos entrar en el Reino de Dios, pero, ¿cómo?, nos preguntamos. “Con la ayuda y guía de alguien que haya entrado Él mismo ahí y que nos pueda llevarnos a ese lugar.” es la sencilla respuesta de los Maestros. “¿Es eso posible?” “Es un conocimiento tan exacto y seguro como dos más dos son cuatro,” es de nuevo Su respuesta. No es suficiente contentarse con los libros sagrados y con cantar alabanzas e himnos. Debemos esforzarnos por lograr el mismo nivel de progreso que lograron los autores de los discursos y del conocimiento contenidos en esos libros. Su experiencia debe convertirse en nuestra experiencia, porque: “Lo que una persona ha logrado, cualquier otra puede lograrlo también.” Naturalmente, con la ayuda y guía apropiadas. No deberíamos contentarnos con menos de eso.
“Tenemos apenas una tenue chispa de amor por Dios, ¿ayudará eso para abrigar una esperanza?,” es otra pregunta que nos hacemos, a la cual los Santos responden: “Eso es suficiente para capacitarnos para la ciencia más elevada que nos llevará a Él.” Este es un agradable rayo de esperanza ¡Oh! ¡Si esa pequeña chispa pudiera encenderse hasta convertirla en una llama! Y también decimos: “Jesús y otros grandes Maestros hablaron con tanto amor de Dios, pero nosotros somos pecadores y por eso tal vez no habrá mucha esperanza para nosotros en esta época.” Para consolarnos, el Maestro nos dice: “No importa si eres el peor de los pecadores; deténte donde estás. Hay esperanza para todos, incluso en esta época crítica.” Desde tiempos inmemorables la naturaleza nos ha proporcionado tanto el alimento material como el espiritual. Hoy día sigue vigente esa misma ley incambiable y seguirá siéndolo en el futuro. Hay alimento para el hambriento y agua para el sediento. La inexorable y eterna ley de la naturaleza de demanda y provisión, siempre trabaja.
Sólo a través de un Maestro viviente podemos entrar en contacto con el Dios Todopoderoso que habita dentro de nosotros. En Sant Mat no se recomienda meditar sobre objetos o imágenes, ya que esto es un obstáculo para el progreso. Tenemos las fotos de los Maestros sólo para el recuerdo y el reconocimiento, pero de ninguna manera debemos apegarnos a tales prácticas exteriores.
Según la ciencia de Para Vidya, una persona no merece ser llamado ser humano en el verdadero sentido de la palabra hasta que no tenga pleno conocimiento teórico y práctico de su distinguida posición en la creación, de las diferentes partes que lo componen, que son: cuerpo, mente y alma en el orden de su importancia y de su relación con el Poder Invisible llamado Dios que debe ser alcanzado mientras uno viva en esta tierra. Quien no entienda almenos eso, todavía no ha empezado con la primera lección y aún tiene que empezar por aprender el alfabeto del ser humano. Por eso, los Santos enfatizan la necesidad del desarrollo del hombre hasta que se convierta en un verdadero ser humano.
Satsang
Cuando un Maestro Santo explica en una reunión hechos científicamente observados y obtenidos de la práctica, a eso se le llama Satsang (exterior). Este Satsang constituye la parte teórica de las enseñanzas, mientras que la parte práctica consiste en la demostración verdadera dada para desarrollarse y progresar en el interno. A eso se le llama meditación o Satsang interior. La práctica muy exacta que se hace de acuerdo a las instrucciones, trae frutos dentro de unos días o semanas y no es necesario esperar años para obtener resultados, aunque el progreso también depende, hasta cierto punto, de los antecedentes de cada uno. Un verdadero Maestro da directamente una experiencia interna durante la primera sesión de meditación.
Si se hace caso omiso del aspecto práctico, por falta de firmeza o determinación, por descuido o por las circunstancias, los eruditos de muchas escuelas religiosas se concentran cada vez más tan sólo en la teoría. Así comienza el declive de la ciencia y el hombre no encuentra consuelo. Esto sucede por lo general cuando un Maestro abandona su cuerpo. Sin embargo, en cada época se ocupa adecuadamente de revivir esta ciencia, cuando ambos poderes, el positivo y el negativo, inician sus ciclos de nuevo: El primero a través de las Almas-Maestras, mientras que el otro actúa por medio de personas - los falsos maestros - que carecen de experiencia práctica o que se pierden en discusiones teóricas. Por otro lado, las Almas-Maestras, aunque se parecen a personas bastante comunes, son mucho más. Así como es difícil para nosotros juzgar a un científico, a un médico o a un ingeniero hasta que expresen o demuestren su habilidad y conocimiento, de la misma manera tampoco podemos reconocer el conocimiento y la competencia de un Maestro Santo hasta que hayamos experimentado el Poder Divino que trabaja a través de Él.
En esta ciencia no hay secreto ni misterio. El objetivo es constructivo y benéfico para todos, por eso los Santos han descorrido la cortina del secreto que en general ocultaba las enseñanzas místicas, para ponerlas al alcance de cada uno que las pide. Existe un Poder Invisible que trabaja a través de los Santos. Por qué este Poder prefiere permanecer escondido al ojo humano, es una pregunta que debemos hacer directamente al Polo Humano a través del cual este Poder trabaja. Esta es la única forma de acercarse a este Poder. Si queremos usar la energía eléctrica, tenemos que ir hacia el interruptor o polo que nos conectará con la central eléctrica. A ese Poder Invisible se le puede llamar “Océano de Amor”. Cuando queremos bañarnos en el mar, vamos a la playa donde comienzan las aguas poco profundas; así, más tarde, podremos decir que nos hemos bañado en el mar. Del mismo modo, para experimentar este Poder y beneficiarse de Él, debemos ir a la única fuente de contacto: un Maestro Santo.
La vida más allá de la muerte
Los Santos dicen que la naturaleza ha hecho al ser humano de tal forma que pueda dejar su cuerpo físico a voluntad, elevarse a los planos espirituales más altos y luego regresar nuevamente a su cuerpo. Ellos ayudan personalmente a cada aspirante y cada uno obtiene una experiencia práctica, por pequeña que sea, durante la primera sesión de meditación en el momento de la iniciación. La persona que es competente de dar a otra esta experiencia práctica de retirarse o separarse (temporalmente) del cuerpo y puede así ponerla en el camino de regreso a Dios, es un verdadero Maestro, Santo o Satgurú. Los dirigentes de diferentes organisaciones religiosas hubieran debido hacer esto, pero podemos juzgar ahora en qué medida son capaces de realizar esto. La experiencia directa que recibimos debido a la bondad de un verdadero Santo, es en sí misma la solución al problema de la muerte. Como dice la Biblia: “A menos que nazcas de nuevo, no puedes entrar en el Reino de Dios.”
Para nacer de nuevo, es necesario dejar nuestro cuerpo y entrar en el más allá - una transición del plano físico al plano astral. Algún día tendremos que abandonar esta forma temporal (el cuerpo físico), que al igual que un edificio de ladrillos y mortero, se deteriora con el tiempo. No hay posibilidad de apelar ante las leyes de la naturaleza en contra de la “sentencia de muerte.” Le tememos a la muerte por la agonía y el sufrimiento que produce y también por la incertidumbre de no saber qué hay en el más allá. Le tememos a la enfermedad porque nos acerca a las puertas de la muerte, por eso nos aferramos a la vida a pesar de que sabemos que nuestro fin es seguro. Ninguna palabra de consuelo de los médicos, amigos, parientes o sacerdotes puede darnos paz y alivio en el momento en que comienza el proceso destructivo de la naturaleza. Este es el curso natural de las cosas y no podemos engañar a la naturaleza.
¿Cuál es el remedio entonces? Existe sólo una manera de salir de este abismo de desesperación: que nos acostumbremos durante nuestra vida al proceso natural de retirar la corriente del espíritu del cuerpo mientras que estemos todavía en un estado consciente. Esto se puede hacer con la ayuda de un verdadero Maestro y puede llevarse a cabo sin tener que pasar por ningún tipo de sufrimiento o dificultad alguna.
Esto no es sólo una posibilidad, sino un hecho notable. Nuestra alegría no tendrá límites al desentrañar el secreto que ha desconcertado al ser humano durante tantos siglos.
Nos convertiremos en súper hombres teniendo en manos la llave de la paz y del cielo, de una vida de la cual sólo hemos leído hasta ahora en las Escrituras Sagradas. Por eso, ¡elevaos y despertad!, antes de que sea demasiado tarde para poner en práctica esta ciencia. Si observamos de cerca el proceso de la muerte en un moribundo, vemos que las pupilas de los ojos giran un poco hacia arriba (luego pueden regresar a su posición normal) y después pierde el sentido. Pero cuando giran mucho más hacia arriba, entonces la persona muere. La vida se escapa a través de la raíz de los ojos y se desconecta de los lazos del cuerpo físico y de los órganos de los sentidos.
El conocimiento de este proceso y del método con el cual podemos recorrer este camino durante el período de nuestra vida, es la solución del problema de la muerte. No es necesario practicar ningún tipo de ejercicio físico, ni hay que tomar ninguna clase de drogas, ni tampoco es necesario cultivar una fe ciega. El misterio de la vida y de la muerte se resuelve fácilmente con la ayuda de un Maestro Santo, quien os concederá a vosotros una experiencia del proceso y os pondrá en el camino directo que conduce a los reinos internos. Aún cuando actúe indirectamente a través de un representante autorizado, Él sigue siendo el Poder responsable. La distancia es irrelevante para los Maestros.
¿Qué se obtiene con este proceso? Esto no se puede describir con palabras. En el momento de la iniciación, el aspirante ve la verdadera luz dentro de sí mismo, a pesar de que el ojo interno está cubierto por lo general por un denso velo de oscuridad. Entonces entiende que la tradición de la vela encendida que hay en las iglesias y templos existe para recordarle la luz divina del cielo interno. Mientras que él avanza en el camino, esta luz va creciendo hasta tener la brillantez de varios soles juntos. Entonces comprende que el incesante sonido interno que escucha adentro de sí mismo es el vínculo divino llamado Verbo por Cristo. Es mencionado en el Corán como Kalma y Nida-i-Asmani, como Nad en los Vedas; como Udgit en los Upanishads, como Sarosha por los Zoroastrianos y como Naam y Shabd por los Santos y Maestros. A su debido tiempo se encuentra con el Maestro, habla internamente con Él cara a cara y a partir de ese momento tiene la certeza de Su gracia, de Su guía y de Su protección dondequiera que él vaya, incluso hasta el otro extremo del mundo.
Frente a esas pruebas tan evidentes, el iniciado confía ahora plenamente en sí mismo y en esta ciencia. Sólo entonces puede ser llamado teísta en el verdadero sentido de la palabra y puede sonreírse de aquellos que hablan de la religión como un paraíso de tontos, como un fantasma evocado por astutos sacerdotes y como el opio de las masas. Él ha encontrado en esta misma vida un acceso seguro a través de la puerta del cielo y está en el umbral desde donde puede tener una visión interna y externa de los secretos de la naturaleza. En verdad “está llamando a la puerta del cielo” o está a punto de “entrar en los mundos internos”. Las palabras de oposición no pueden sacudir su fe en esta ciencia, ya que el Maestro lo guía hacia adelante. La muerte se convierte en un proceso voluntario. El pasado, el presente y el futuro se funden en uno sólo y tiene en sus manos la verdad incontestable, la esencia del Ser. Liberado del cuerpo, que ahora le parece una cáscara vacía sin hueso, se convence de que él es alma, una parte inseparable del Espíritu Eterno, y se apresura adelante hacia su fuente original. El mundo le parece ahora como un sueño, pero por instrucciones de su Maestro regresa a su vida mundana, sabio e intrépido en el cumplir de sus obligaciones.
Requisitos para un aspirante
Al igual que en cualquier otra ciencia también aquí es necesario cumplir con ciertos requisitos preliminares antes de lograr un buen progreso. La vida matrimonial, el trabajo duro o un ambiente de pobreza, no son impedimentos. Pero tampoco no le trae ventajas a alguien si ocupa una posición elevada o posee grandes riquezas. Tampoco le sirve como recomendación el ser miembro de una fe en particular. Dondequiera que se encuentre, la persona debe esforzarse por tener un carácter noble, autocontrol y pureza de corazón. La pureza de corazón en pensamientos, palabras y obras es fundamental: “Benditos los puros de corazón, porque ellos verán a Dios.” Una vida ética es un paso hacia la espiritualidad, pero la espiritualidad no es sólo un modo de llevar una vida ética. Nunca debemos perder de vista eso.
Podemos dividir la vida del ser humano en:
1) su alimentación y
2) su trato con los demás.
En cuanto al primer punto es esencial alimentarse de modo vegetariano y abstenerse totalmente de bebidas alcohólicas. “No matarás,” y “vivir y dejar vivir,” deberían ser nuestros principios en la vida. El cuerpo es el templo de Dios y es un lugar sagrado. No debemos descuidarlo ni abusar de él, sino que debemos hacer todo lo mejor posible para mantenerlo adecuadamente. Todas las drogas deben evitarse pues nos enferman y degradan nuestra conciencia.
En cuanto a nuestro trato con los demás, debemos sembrar la semilla de la bondad para poder cosechar su fruto más adelante. El amor y la humildad son sumamente necesarios. “Haz a los demás lo que quieras que ellos te hagan a ti.” “Ama y todas las bendiciones se te darán por añadidura.” “Ama a tus enemigos y haz el bien a quienes maliciosamente abusan de ti."
Dios está inmanente en todas las formas, por eso, quien ame a Dios, debe amar a Su Creación. Amar a Dios significa amar a toda la humanidad. También debemos ganar el sustento con el sudor de nuestra frente y compartirlo con los demás. Estas no son palabras huecas, sino consejos muy sabios y buenos.
Karma (acciones y reacciones)
Cada pensamiento, cada palabra y cada acción tienen que pagarlos y compensarlos en la naturaleza. Cada causa tiene un efecto y cada acción origina una reacción. Desarraiguen la causa y el efecto desaparecerá. Esto es lo que han hecho los Maestros que han trascendido estas leyes, pero todos los demás siguen atados con los lazos del karma, que es la causa fundamental de la existencia física y el astuto dispositivo de la naturaleza para mantener esta existencia. La ley del karma se encarga de que paguemos ojo por ojo y diente por diente en forma de alegría o sufrimiento. Es el látigo en las manos ocultas de la naturaleza. La mente atrae karma, coloca una cubierta sobre el alma y domina el cuerpo a través de los órganos y los sentidos. Aún cuando es el alma que da fuerza a la mente, ésta última ha asumido la soberanía y está gobernando el alma. Por eso, el control sobre la mente es el primer paso hacia la espiritualidad. La victoria sobre la mente es la victoria sobre el mundo. Hasta los yoguis y místicos más avanzados que pueden trascender a regiones espirituales relativamente elevadas, no se salvan de ser tocados por la mano del karma.
Los Santos clasifican el karma en tres grupos diferentes:
- Sanchit (karma almacenado): Son las buenas o malas acciones que están almacenadas en nuestra cuenta como créditos o deudas contraídos en todos los cuerpos precedentes del orden de la Creación, contando desde el día de nuestra primera aparición como forma de vida en la tierra. Por desgracia, la gente no sabe nada de esto ni de su dimensión.
- Prarabdha (fortuna o destino): Es el resultado y efecto de aquellas acciones que han traído al ser humano a su cuerpo físico actual y que tienen que ser pagadas en esta vida. Las reacciones de estos karmas nos llegan inesperada e insospechadamente sin que tengamos ningún control sobre ellas. Bueno o malo, tenemos que tolerar o soportar este karma riendo o llorando, como logramos mejor.
- Kriyaman (cuenta originada por nuestras acciones y obras cometidas en el cuerpo actual): Este karma es diferente de los dos grupos anteriores, porque aquí se le da a la persona la libertad de hacer exactamente lo que le plazca, dentro de ciertos límites. Sabiéndolo o no, las acciones cometidas y pertenecientes a este grupo, producen fruto. El resultado de algunas de ellas lo cosechamos antes de morir y el karma restante es transferido al Sanchit, al almacén.
El karma es la causa de los renacimientos, y cada nacimiento es seguido en su momento por la muerte. Así, el ciclo de goces y sufrimientos, que es el compañero inseparable de nacer y morir, continúa. “En lo que piensas, en eso te conviertes,” es una ley inalterable de la naturaleza, debido a la cual este universo existe. Ninguna cantidad de integridad o ingenio puede absolver a una persona mientras exista el más mínimo señal de karma. Ignorar la existencia de esta ley no es una excusa, y aun cuando en las leyes hechas por el hombre pueda haber alguna concesión o disminución de una condena bajo circunstancias especiales, no existe ni se otorga ningún tipo de concesión en la naturaleza. Orar, confesarse y hacer penitencia pueden proporcionar un alivio mental momentáneo pero no pueden superar el karma. Se tiene que cancelar completamente todo el karma para poder obtener la salvación permanente. Perturbado por estos hechos, el ser humano busca consuelo en doctrinas profundamente religiosas, o bien cuando comprende que tanto las buenas como las malas acciones son cadenas - unas de oro y otras de hierro - entonces se refugia en la renuncia. Diferentes creencias le prometen alivio, pero pronto se da cuenta de que esto es solo temporal.
¿Cómo un Maestro enfrenta entonces este problema? En el momento de la iniciación, el Maestro comienza el proceso de liquidar todos los karmas del iniciado. Lo pone en contacto con la Corriente del Sonido y a través de la práctica de esta corriente se quema la cuenta del karma almacenado (Sanchit). El proceso se puede comparar con un puñado de semillas que se pone en una sartén sobre el fuego, esto hace que las semillas revienten y pierdan su capacidad germinativa. Luego el Maestro se encarga del karma nuevo (Kriyaman). Después de advertir a sus discípulos de cuidarse de no abrir nuevas cuentas de malas acciones, el Maestro concede una clemencia general en lo que se refiere a las acciones del pasado, parte de las cuales ya han sido saldadas por el mismo discípulo durante su vida hasta el momento de la iniciación. Se le pide vivir una vida limpia y eliminar todas sus imperfecciones por medio de la auto-introspección diaria.
Los Santos no tocan el Karma-Prarabdha del iniciado, porque éste es la causa de la existencia del cuerpo físico, el cual se desvanecería debido a una interferencia en las leyes de la naturaleza.
De esta manera, sólo queda una pequeña cantidad de karma del iniciado para que lo tolere él mismo en su cuerpo físico durante los años que le queden por vivir, pero incluso esto es mitigado por la gracia del Maestro. La ley de la gracia hace maravillas, y el devoto que con amorosa devoción pone todas sus esperanzas en el Maestro, sale ileso de los efectos punzantes de las reacciones de los karmas del pasado. En momentos de miseria, preocupaciones y problemas, el Maestro es nuestro refugio. Él actúa desde cualquier distancia sin que lo notemos. Al igual que la madre de un niño enfermo que lo sostiene cuidándolo en su regazo durante una operación para que no sienta ningún dolor, así también el Maestro nos sostiene en su amoroso abrazo. Debido a su abundante comprensión, amor y bondad, los santos a veces se echan a su hombro algunos de los sufrimientos kármicos de sus discípulos por la ley de compasión. Para un discípulo devoto ya no hay un tribunal después de su muerte porque el Maestro lo es todo para él.
¿Por qué un Maestro Santo toma todo esto a Su cargo? Porque Él ha heredado Su naturaleza misericordiosa de Dios, quien Lo ha encargado de distribuir personalmente este tesoro de misericordia. Por eso el Maestro es honrado igual que a Dios. Sant Mat tiene muchos libros escritos en alabanza a los Maestros y si se escribieran todavía más libros, difícilmente podrían hacer justicia a la inmensidad de Su amor y bondad.
El tiempo deja caer su pesada sombra sobre el ser humano. Él tiene que esforzarse mucho para adaptarse a las exigencias de los tiempos cambiantes. Está tan absorto en atender sus necesidades y deseos externos que olvida todo lo concerniente al contento, a la simpatía y al amor. Enredado y rodeado por los “cinco enemigos”: La lujuria, la ira, la codicia, el apego y la vanidad, se desequilibra y llora pidiendo ayuda al Invisible. La misericordia del cielo se conmueve y cuando los tiempos se hacen más difíciles, el Todopoderoso extiende Su ayuda cada vez más abundantemente a través de los Maestros Santos. Así ocurre en esta “Kali Yuga,” la “Edad de Hierro.”
En verdad, es muy difícil creer que alguien pueda estar por encima de las cinco pasiones antes mencionadas y que pueda entrar en el Reino de los Cielos durante su vida. Toda la humanidad está bajo el control de estos cinco enemigos y sólo un Maestro puede salvar a las personas de estas garras. Todos exigimos una prueba fiable antes de comprometernos, y esta es concedida por un Maestro en la forma de una experiencia del impulso de vida o Naam (el Verbo) y de alguna visión interna. Ponerse en contacto con un Maestro competente es esencial. Aquellos que se mantienen apartados y dependen sólo de sí mismos o se confían de una tradición y de los sacerdotes, tan ignorantes como ellos mismos, son privados del contacto con este Poder o como dice el refrán: “Cuando un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo.”
La indiferencia, el rechazo y la incredulidad no serán una ventaja para nosotros y no nos ayudarán cuando la naturaleza haga cumplir su decreto universal - la muerte. Nuestra posición será entonces como la de una paloma que, al ver acercarse un gato, cierra sus ojos creyendo que así el gato no puede molestarlo; pero en pocos segundos el pobre pájaro se encuentra en las fauces del gato. Pero entonces es demasiado tarde para pensar en escapar. ¡Por eso hay que estar alerta, mientras aún haya tiempo!
Espiritualidad
Quizás no esté fuera de lugar explicar aquí el significado del término “espiritualidad,” el cual se confunde frecuentemente con la fe ciega en los libros sagrados, con una ostentación de milagros, con fenómenos psíquicos o con poderes yóguicos. La espiritualidad es una experiencia interior y su alfabeto comienza donde terminan todas las filosofías y prácticas de yoga. Es la experiencia del alma. Cuando un individuo dice: “Yo soy este cuerpo,” se trata de un sentimiento basado en el intelecto y se le define como ignorancia. Cuando dice: “No soy este cuerpo, soy un alma despierta,” se trata únicamente de un conocimiento teórico que ha aprendido. Pero cuando por medio del auto-análisis obtiene una experiencia verdadera de su alma y entra en contacto con el Ser Superior, a eso se le llama espiritualidad. La primera lección práctica comienza cuando se tiene un retiro completo del cuerpo físico, gracias a la misericordia y la merced de un Maestro experimentado y práctico.
Sin ayuda, nadie puede retirarse y separarse a sí mismo de su cuerpo físico. Si alguien sostiene lo contrario y cree que lo puede hacer, no hace más que engañarse a sí mismo. Terminará en fracaso todo intento que se realice sin la asistencia de un Maestro competente, pues Él es el único calificado para impartir esta experiencia. Los Maestros vienen para distribuir este tesoro de bendiciones espirituales a los buscadores de la verdad.
La espiritualidad no se puede comprar ni enseñar, pero se la puede captar mediante el contacto con personas espirituales. Más aún, los regalos de la naturaleza como el aire, el agua, la luz, etc., son gratuitos. La espiritualidad también es un regalo de la naturaleza y los Maestros competentes la conceden gratuitamente. De igual manera, la espiritualidad no se puede obtener por medio de los libros, este es un hecho que todas las sagradas escrituras sostienen. Estos libros son un valioso documento de las experiencias internas de espiritualidad que otras personas tuvieron. Llenan huecos en la historia y contienen mensajes de los Maestros del pasado que nos ayudan a verificar los hechos que nos revela un Maestro viviente, confirmando así nuestra fe en esta ciencia.
Al ser humano lo confunden las diferentes traducciones, interpretaciones y explicaciones, cada una diferente de la otra y en vez de aliviar su mente, tienden más bien a desorientarlo y a confundirlo. Su egoísmo ha creado también cientos de círculos religiosos, cuya finalidad es la separación y un dogmatismo estrecho en vez del amor y el aislamiento en vez de la integración. La gente está dividida entre emociones contradictorias, desarrolla odio y piensa en la guerra.
Para comprender la ciencia de los Maestros asistimos al Satsang, donde la mayoría de nuestras dudas son aclaradas. Las respuestas directas del Maestro nos ayudarán a disipar cualquier duda que aún prevalezca. Todas las preguntas se consideran con la misma calma y objetividad sin largas discusiones. Todos reciben la misma atención, ya sean ricos o pobres, altos o bajos, tal como un médico debe atender a los enfermos. Un verdadero Maestro ve exactamente lo que está bien y lo que está mal en una persona de manera tan clara como uno ve el contenido de un vaso de cristal, pero no revela nada. Sentados frente al Maestro, son beneficiados incluso aquellos que no comprenden Su idioma, igual que cuando estamos en una perfumería y disfrutamos del aroma de las dulces fragancias. El Maestro, a través de Su mirada, inunda con Sus bendiciones aquellos que tienen anhelo. Sus ojos irradian su amor de una manera maravillosa.
Criterios para un verdadero Maestro
No evaluad a un Maestro por su apariencia externa, por Su procedencia, por Su vestimenta rica o pobre, por Su país de origen, por Su forma de hablar o de comer, por la posición que ocupa, por el número de libros que haya escrito o por lo que la gente diga de Él. Primero recibid la experiencia interna que Él promete y después juzgad desde un ángulo de vista más elevado. Experimentar el propio Ser interior es el criterio para evaluar a un Maestro genuino. Soltanto una persona que vive en este mundo pero ve las cosas desde un nivel espiritual - al hombre con sus apuros, dificultades, sus debilidades y su vulnerabilidad - y que ha estudiado los problemas que enfrenta la humanidad - puede ofrecer la forma de solucionarlos y también puede corregir y guiar al hombre de manera visible e invisible, moral y espiritualmente, tanto en la teoría como en la práctica. Sólo esa persona es capacitada para asumir la gran responsabilidad de ser un Maestro. Benditos aquellos que sienten en sus corazones una conmovedora emoción de felicidad y anhelo al escuchar de que existe un Maestro así y de que está cerca.
La espiritualidad es una ciencia sencilla y más fácil que otras ciencias. El aspirante solamente tiene que esforzarse para transformarse ética y moralmente hasta lograr lo más elevado del amor, de la sinceridad y de la humildad desarrollando así la receptividad necesaria dentro de sí mismo. Todo lo demás está en las manos del Maestro. Además, un movimiento, por muy espiritual que parezca en la superficie, no debe ser juzgado por el número de sus seguidores. Un buen orador puede atraer multitudes en cualquier lugar, incluso si su discurso no contiene nada sustancial ni convincente.
La espiritualidad no es la propriedad exclusiva de una familia o de un lugar, sino que es como una flor fragante que crece donde la naturaleza se lo ha ordenado, alrededor de la cual se reúnen abejas provenientes de todas partes para absorber su néctar. Los Maestros no buscan la gloria, aunque ciertamente merecen ser alabados. Incluso en las conversaciones cotidianas se les oirá decir: “¡Oh! Todo es el mérito de mi Maestro, yo no he hecho nada. Mi Maestro es quien merece toda la alabanza, es Su mérito.” Esta humildad Los eleva muy por encima del bajo egoísmo que se encuentra en este mundo.
Los Maestros han venido en todas las edades para ofrecer al ser humano esta ciencia natural. Pero sólo quienes están descontentos con este mundo se dirigen a Ellos. Otros, quienes se sienten muy atraidos por las atracciones, los placeres y los lujos del mundo, Les dan la espalda. Aquellos, en cuyo corazón están muertos todos los sentimientos nobles, no sólo ponen toda clase de obstáculos en el camino de los Santos, sino también los someten a diversas clases de tortura, como lo muestra el estudio de las vidas de Jesús, Gurú Nanak, Kabir y otros. Los Maestros vinieron en el pasado, los hay en la actualidad y seguirán viniendo en el futuro para el beneficio espiritual del ser humano. Suponer y aceptar que la espiritualidad se ha convertido en el privilegio exclusivo de alguna religión después de la muerte de un Maestro en cuyas enseñanzas está basada, y que los libros sagrados son la única guía, demuestra la irreflexión del ser humano.
¿Cómo podemos distinguir entre un Maestro genuino y un falso? En verdad no existe ningún criterio o fórmula mágica excepto la de tener una experiencia interna del propio ser, para poder diferenciar entre lo correcto y lo erróneo, entre lo verdadero y lo falso, entre lo real y lo irreal. Incluso en el tiempo del Emperador Janak (el padre de Sita, en el Ramayana), quien estaba dispuesto a pagar una suma enorme a quien le diera el conocimiento teórico de esta ciencia, sólo un hombre: llamado Yagyavalkya, de entre todos los Rishis, Yoguis y Munis de la India, fue capaz de dárselo y ganó el premio. Yagyavalkya, sin embargo, tuvo el valor moral de admitir: “Gargi1, yo sólo conozco la teoría, pero no tengo ninguna experiencia personal de ella.” En una segunda ocasión, el Emperador Janak proclamó que quería una experiencia práctica de esta ciencia en determinada fecha, y además, en un período de tiempo muy breve que no excediera del que se necesita para subir a un caballo y colocar cada pie en el estribo respectivo. Grandes yoguis y rishis a todo lo largo y ancho de la India fueron invitados, pero a la hora fijada sólo una persona dio un paso al frente para aceptar el reto: Era un jorobado llamado Ashtavakra, que tenía ocho jorobas en su cuerpo. La audiencia, tomándolo por un loco y se burló a carcajadas de su apariencia. Ashtavakra dijo: “¿Cómo puedes esperar recibir una experiencia espiritual de estos "zapateros" que has reunido, quienes sólo tienen ojos para la piel del cuerpo, pero no pueden mirar adentro?” La experiencia le fue dada apropiadamente al emperador en el tiempo establecido.
Cabe destacar que en aquellos tiempos, cuando la espiritualidad estaba en todo su esplendor, sólo una persona dio un paso al frente para aceptar el reto. En los tiempos actuales, en que el materialismo va en aumento, no encontramos Maestros competentes brotando de la tierra como hongos. Así que tenemos que buscar, no permitiendo que la falsa propaganda, el testimonio de otros, la fe ciega, la promesa de una felicidad futura y nuestra inclinación por la posición, la riqueza y el placer nos desvíen. Cuando tales personalidades vienen, son competentes para dar vida a millones de personas que van a Ellos. Son hijos de la luz y dan la luz a toda la humanidad.
La fe ciega es uno de los principales obstáculos que hay que vencer. Todo lo que simplemente escuchamos, leemos o seguimos sin investigar hacia qué o hacia dónde nos conducirá, no es nada que fe ciega. Si uno es descuidado y pierde de vista el objetivo mientras usa ciertos métodos, de manera tal que no ve si se está acercando al objetivo o no, eso es también fe ciega. Cuando vamos al Maestro y escuchamos con atención Sus explicaciones sobre cómo obtener el auto-conocimiento mediante el auto-análisis, debidamente apoyadas por una o más citas de las valiosas palabras de diversos Santos, quedamos intelectualmente convencidos para iniciar el recorrido de manera experimental, confiar en el Maestro por el momento y hacer lo que Él dice. Este es el primer paso para aprender algo sobre la realidad. Cuando el aspirante obtiene la experiencia directa, del grado que sea, se convence y progresa de día en día.
En la actualidad el hombre escucha discursos, conferencias y sermones, los acepta y cree en ellos durante toda su vida y da por hecho que ha sido colocado en el camino de la salvación. Pero cuando llega la muerte con todos sus sufrimientos, con la angustia de la separación y el miedo a lo desconocido, entonces se da cuenta de su error. El hábito de la persona, de apegarse a su cuerpo durante toda la vida, ocupa todos sus pensamientos, mientras que sus amigos, los médicos, sus parientes y los sacerdotes aguardan impotentes y desesperados. En estos momentos la ciencia de Para Vidya es una gran ayuda para nosotros. El proceso del retirarse del alma del cuerpo se facilita enormemente y el Maestro aparece para recibir al alma y guiarla en lo sucesivo en el más allá. Para esa alma, la muerte es el más feliz de los acontecimientos porque al igual que en una boda significa la unión con el Amado. Así ha visitado ya antes de la muerte las regiones más elevadas, se ha convencido de su sublimidad y atraviesa ese territorio ya conocido sin temor alguno.
Cuando mi Maestro Hazur Baba Sawan Singh Ji quiso destacar la necesidad de las prácticas espirituales para Sus discípulos, solía decirles: "Id a ver morir a un discípulo, para ser convencidos.” Los Santos creen en la salvación durante la vida y no en la salvación después de la muerte. Esta es en verdad una ciencia sencilla y fácil, y el discípulo nunca debería estar contento con su iniciación si no obtiene una experiencia espiritual. Despues (de la iniciación) debería dedicarse regularmente a las prácticas espirituales informando al Maestro sobre su progreso. Debería buscar constantemente la guía de su Maestro personalmente o por escrito, sin pensar que lo está molestando. El Maestro sabe por intuición cómo está cada discípulo y puede quitar la mayoría de sus dificultades por transferencia de pensamiento u otros medios, pero desea que el discípulo Le informe por escrito sobre cualquier dificultad en el progreso.
El antiguo sendero del Surat Shabd Yoga, conocido también como Para Vidya, es un Sendero que puede ser recorrido por hombres, mujeres y niños de todas las edades sin ninguna dificultad, a diferencia de otros senderos que requieren complicados y agotadores ejercicios y el control de la respiración. Estos, a lo sumo, conducen a un pequeño control del ser y a desarrollar unos pocos y mezquinos poderes. Estos últimos métodos también requieren un cuerpo físico fuerte y una dieta rica. Por eso los Maestros los desaprueban, considerándolos inadecuados para nuestra época y por ocasionar daños físicos al cuerpo.
La ciencia
En el cuerpo físico están funcionando dos corrientes principales que controlan la vida: una corriente motriz (respiración o prana) y una corriente sensoria a la que también se le puede llamar atención o Surat. Los Maestros no toman en consideración a la corriente motriz para no interferir con la respiración y permitir que el proceso de la vida continúe. La corriente sensoria se ramifica por todo el cuerpo, pero su centro principal se encuentra entre y detrás de las dos cejas, junto con la mente. Tenemos que retirar la corriente sensoria, o el espíritu, hasta su centro.
La iniciación
La mente no le permitirá al ser humano adquirir conocimiento de su alma. Su naturaleza es buscar placer y sus constantes fluctuaciones son difíciles de controlar. Sintonisarse con la Corriente del Sonido Interno es la mejor forma de tranquilizar la mente y practicar la concentración. No importa a qué escuela de pensamiento o sociedad pertenezca una persona. No tiene que cambiar de religión y puede permanecer donde está. No hay reglas rígidas, no hay rituales, ni ceremonias, ni pompa ni espectáculo, no hay ofrenda de regalos, ni siquiera de flores. Todo lo que un discípulo tiene que hacer es entrar en su interior y considerar de allí en adelante a su cuerpo como su laboratorio.
Con respecto a la teoría, debe comprender lo siguiente, que es en pocas palabras la esencia de lo que se escucha en los Satsangs:
- El Maestro no es el cuerpo, es el Poder que actúa a través de ese cuerpo y que lo utiliza para enseñar y guiar al ser humano. Usa su cuerpo similarmente como un espíritu utiliza el cuerpo de un médium. Sólo en la forma física, el discípulo podrá reconocer a su Maestro tanto en las regiones superiores como aquí en la tierra.
- El Maestro es el Shabd, el Verbo, el Nad, etc.; todas estas palabras se refieren al Poder de Dios que se expresa a través del Principio de Luz y Sonido. Al establecer contacto con este Poder, el hombre es conducido de regreso a su verdadero hogar.
- Por amor a aquellos que están desilusionados de la vida, que anhelan una felicidad y paz permanentes lejos del mundo y de sus preocupaciones, el Verbo asume un cuerpo para proporcionarles solaz. La Biblia dice: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.” Una vez que el discípulo entra en contacto con este Verbo (lo que tiene lugar en el momento en que recibe la sagrada iniciación del Maestro), la forma audible de este Verbo reside dentro de él en todo momento del día y de la noche y nunca lo abandona ni aún después del final de la existencia física de la persona aquí en la tierra. Le acompañará y permanecerá con él hasta que alcance la meta final. Al Verbo se le conoce también como La Voz de Dios o la Corriente del Sonido y es el impulso de vida que el Maestro concede en el momento de la iniciación. Puede captarse como un sonido que viene desde lejos y que gradualmente adquiere tal dulzura, que ninguna música del mundo puede superar. Es el Agua de Vida, el Manantial de la Inmortalidad, el Elixir de la Vida, el Néctar de la Espiritualidad, etc., del cual se habla en los libros sagrados.
- El ser humano tiene un ojo interno con el cual puede ver dentro de sí mismo todas las regiones superiores cuando el velo interno es rasgado en dos por un Maestro viviente y competente. En este estado, el discípulo permanece perfectamente consciente y vive experiencias asombrosas. Ascender a las regiones superiores sin un Maestro competente, es lleno de peligros.
Simran
La repetición de los nombres sagrados (Simran) que el discípulo recibe en el momento de la iniciación, es una protección contra todos los peligros. También actúa como una contraseña para poder entrar en todos los planos espirituales; da fuerza y apoyo al cuerpo y a la mente durante los períodos de dificultades y aflicciones, pone al alma muy cerca del Maestro, contribuye a lograr la concentración y concede muchos otros poderes diversos. El “Simran” enseñado por un falso maestro, es tan sólo un conjunto de palabras. Pero estas mismas palabras se electrifican cuando son cargadas con la atención y la gracia de un Maestro verdadero.
La iniciación comienza con la explicación y la descripción de las regiones espirituales internas y la forma en que el sendero debe seguirse. El lado práctico de la iniciación consiste por una parte en la apertura de la visión interna para que podamos ver las regiones internas con sus distintas luces celestiales y por otra parte en el contacto o sintonización con el eslabón divino o Principio del Sonido. La práctica diaria de estas dos disciplinas (ver y escuchar internamente), combinada con el Simran, es la meditación. Además, el Maestro da indicaciones para una vida sencilla y pura; subraya la necesidad de dedicar con regularidad un tiempo fijo a las prácticas de meditación y también expresa otras palabras llenas de consejos importantes. Toda la sesión dura de dos a tres horas.
Tiene que llenarse un diario adonde se registra el progreso espiritual; de esta forma, las fallas de los discípulos antiguos como de los nuevos, son corregidas en su momento para asegurar el progreso.
Milagros
Los Maestros Santos nunca muestran milagros a un discípulo, excepto en muy raras ocasiones y debido a circunstancias especiales. Los milagros ocurren de acuerdo con las leyes de la naturaleza, sin embargo constituyen terribles e intrincadas redes que dañan los ideales más elevados de la persona en su acercamiento a DiosTodopoderoso. Es un asunto del que un hombre común no se preocuparía en estudiar, por la sencilla razón de que eso requiere un inmenso auto control y el entrenamiento de su mente, con restricciones que no le agradaría tolerar ni seguir.
Los poderes milagrosos que se logran después de un largo tiempo, son instrumentos tanto para hacer el bien como para hacer el mal, y puesto que se usan más para hacer el mal que para otra cosa, todas las personas verdaderamente espirituales se refieren a ellos como una enfermedad. Los Maestros poseen el Poder Supremo, pero Su misión es sagrada (y por eso no muestran milagros). Un discípulo al que se le ha abierto la visión interna, ve un sin fin de milagros a cada paso. Dudar en creer en un Maestro por no ver milagros, es tan tonto como negarse a creer que cierta persona es multimillonaria a no ser que nos muestre su dinero. Puede tener todo su dinero depositado en un banco y querrá gastarlo en la forma que más le plazca, sin preocuparse del aplauso o la aprobación del público. De un público de varios miles de personas que presencian la exhibición de trucos de un mago, sólo un número muy reducido de personas se sentirá interesado en aprender ese arte. Aquellos que están ansiosos de ver milagros, no son verdaderos buscadores.
Milagros
Los Maestros Santos nunca muestran milagros a un discípulo, excepto en muy raras ocasiones y debido a circunstancias especiales. Los milagros ocurren de acuerdo con las leyes de la naturaleza, sin embargo constituyen terribles e intrincadas redes que dañan los ideales más elevados de la persona en su acercamiento a DiosTodopoderoso. Es un asunto del que un hombre común no se preocuparía en estudiar, por la sencilla razón de que eso requiere un inmenso auto control y el entrenamiento de su mente, con restricciones que no le agradaría tolerar ni seguir.
Los poderes milagrosos que se logran después de un largo tiempo, son instrumentos tanto para hacer el bien como para hacer el mal, y puesto que se usan más para hacer el mal que para otra cosa, todas las personas verdaderamente espirituales se refieren a ellos como una enfermedad. Los Maestros poseen el Poder Supremo, pero Su misión es sagrada (y por eso no muestran milagros). Un discípulo al que se le ha abierto la visión interna, ve un sin fin de milagros a cada paso. Dudar en creer en un Maestro por no ver milagros, es tan tonto como negarse a creer que cierta persona es multimillonaria a no ser que nos muestre su dinero. Puede tener todo su dinero depositado en un banco y querrá gastarlo en la forma que más le plazca, sin preocuparse del aplauso o la aprobación del público. De un público de varios miles de personas que presencian la exhibición de trucos de un mago, sólo un número muy reducido de personas se sentirá interesado en aprender ese arte. Aquellos que están ansiosos de ver milagros, no son verdaderos buscadores.
Generalidades
Hoy el mundo añora un mejor entendimiento para lograr la paz y evitar conflictos. La ciencia del autonálisis es el remedio que puede reconstruir una cultura sana (con los valores superiores) y la armonía entre los seres humanos porque nos muestra que todos somos hermanos y que Dios es nuestro padre. Quien proclama amar al Dios invisible pero no tiene respeto ni amor por su prójimo visible, está perdido en verdad. Amar, reverenciar y sentir agradecimiento por nuestro prójimo, es amar y venerar a Dios. Así también, amar al Maestro visible, nuestro eslabón más cercano de conexión con Dios, es en realidad amar al Padre Supremo.
Por tanto, debemos tratar de medir la profundidad de la gracia y de la misericordia de Dios, a través de un Maestro Santo, quien es el representante visible de Dios. Eso tiene como finalidad la espiritualidad y no la idolatría. La atmósfera en la que se mueve un Maestro genuino está cargada de paz y amor y tiene un efecto benéfico en aquellos que entran en contacto con Él. Incluso las cartas escritas por Él o simplemente firmadas por Él, llevan consigo corrientes del éxtasis divino que llegan hasta las profundidades más recónditas del corazón.
El Gurú precede a Dios. Una persona así fue el Maestro Hazur Baba Sawan Singh Ji Maharaj (1858 – 1948), quien permaneció con Sus discípulos durante un gran número de años, y ahora, incluso después de haber dejado el cuerpo, todavía vela por Sus queridos iniciados y hasta por aquellos que con amor y sinceridad en sus corazones tuvieron contacto con Él una sola vez. El amor no conoce ninguna ley, y por amor a ellos, Él sigue apareciendo en Su forma radiante, incluso en los planos espirituales inferiores.
No sólo una persona, sino centenares pueden dar testimonio de lo que la gente ignorante denominaría una ilusión. En el plano físico Él sigue derramando Sus bendiciones a través de Su medio o instrumento en el Sawan Ashram de Ruhani Satsang, quién ahora a su vez guía a las personas en todos los asuntos espirituales. Un foco se quemó y fue reemplazado por otro. El mismo Poder sigue trabajando y la misma Luz brilla ahora en una nuevoa bombilla. Todos los que se acercan al Maestro obtienen experiencias positivas; y quienquiera que desee aprovechar esta oportunidad dorada, sólo tiene que entrar en contacto con el Maestro viviente y sus deseos serán satisfechos, la carga pesada de sus aflicciones y preocupaciones se le quitará de los hombros y su corazón se rebosará de alegría y felicidad.