Escrito por Sant Kirpal Singh, 1960.

Queridos

Una vez más nos estamos acercando a un hito en el camino de la espiritualidad. Debemos hacer una pausa por un momento para examinar lo que hemos logrado y lo que aún nos espera. Cada uno debería hacer balance de vez en cuando, evaluar lo que ha conseguido hasta ahora y planear lo que puede mejorar. Aquellos que viven según la palabra del Maestro seguramente se beneficiarán de muchas maneras. El Poder del Maestro fluye por igual y en abundancia para todos, pero cuánto el individuo recibe de este don depende por encima de todo lo demás de su receptividad y hasta qué punto pone en práctica la Palabra. "Sed hacedores de la Palabra y no tan solamente oidores", enfatizó Cristo. Él, como Buda antes de él,vivió y murió por el amor a la Palabra como Nanak lo hizo después de él. Su evangelio era el del amor universal – un amor inspirado por Dios para todos los seres vivientes, las manifestaciones vivas del principio de la vida que impregna todo. 'Amor puro' y 'servicio desinteresado' son las dos alas con las que se puede volar hacia el cielo. "Por amor sírvanse los unos a los otros” es, por lo tanto, la llave maestra que abre el camino al reino de los cielos.

La obra del Maestro, como ya sabéis, se está expandiendo rápidamente día a día. Todos están cordialmente invitados a participar en el campo espiritual. ¡Que cada uno haga lo mejor para esta gran causa! Una causa que necesita grandes corazones: corazones valientes y fuertes que rebosan de amor soberbio, un amor que fluye libremente, sin contaminarse por estrechas consideraciones del mundo y todo lo mundano. Debemos aprender a ignorar las deficiencias en otros, porque ninguno debajo el cielo es perfecto. ¡No juzguéis, para que no seáis juzgados y encontrados insuficientes! Todas las consideraciones a nivel humano surgen de pensamientos estrechos, no dignos de los buscadores de la verdad. Todos tienen que trabajar necesariamente dentro de las limitaciones humanas,  cada uno según su luz interior, mientras que la gran luz continua brillando imperturbablemente. Esta debería ser la actitud de cada uno que defiende la causa, sin importar lo que otros piensen, hagan o hablen.

Con estas pocas palabras, extiendo a todos mis hijos, aquí y en el extranjero, una Navidad amorosa y feliz y un Feliz Año Nuevo lleno de prosperidad y abundancia en todo lo que es santo y divino.